miércoles, 27 de abril de 2011

Bronca



Mi mujer es la de la derecha (en nuestra imaginación).

El otro día estaba en el parque (ella) con los niños y otros padres. El mayor, jugando al fútbol, empujó a otro más pequeño y le tiró al suelo. La madre del otro fue hacia ellos y Carolina detrás, sin que al parecer ésta se diera cuenta, porque cuando llegó a la escena del crimen apartó a Martín diciendo: "anda niño, vete de aquí que eres un pesado". De todas las posibles respuestas mi mujer optó por la más civilizada, se hizo la sorda, apartó a nuestro hijo que parecía no haberse enterado mucho o no haberle dado importancia al comentario, y le dijo que no se puede empujar y que a seguir jugando. Sin embargo llegó muy triste a casa por lo que había sucedido. Estuvimos hablando y aparecían muchas preguntas.

¿Qué es lo mejor para nuestro hijo? está claro que no es un hecho grave, pero en el fondo un adulto está agrediendo a un niño; le insulta y le trata con desprecio, y nosotros no le defendemos. Qué tipo de modelo es ese para él y dónde ponemos la raya de lo que podemos tolerar a los demás. Había condicionantes contextuales, pero no nos quedamos tranquilos con lo que hicimos, entonces la pregunta es hasta qué punto pesan más nuestra imagen social como adultos o el malestar que podamos ocasionar en otros adultos que la seguridad o la educación de nuestros hijos.

Esto va más allá de esta situación. Nuestro hijo mayor es muy activo, pero creemos que es un niño muy sano: tiene una gran capacidad para disfrutar, se socializa estupendamente bien (en el colegio conoce y le conocen todos los niños de infantil, mayores y pequeños, es dificil salir de allí porque se pone a charlar con ellos), y también respeta las normas, cumple con las tareas, respeta a los demás y en general no les agrede, quiere a toda su familia...en fin, que da mucha guerra y es muy cansado porque siempre está defendiendo hacer lo que quiere y a veces no se puede, pero él se pelea por poder. Sin embargo, tenemos la sensación de que esto no es muy bien visto en los entornos en los que nos movemos. Parece que se aprecian más los niños más contenidos, que hacen menos jaleo y dan menos guerra, que son niños "buenos". Como si él no lo fuera.

Y nosotros nos preguntamos qué es mejor, si pelear por lo que uno quiere o aceptar lo que hay y adaptarse sin más. Mirando a mi vida pienso que muchas veces me gustaría haber sido menos buen chico (que lo he sido...no digáis que no), y estoy seguro que mi mujer contestaría lo mismo. Nosotros tenemos nuestra respuesta, aunque a veces, como cabras, tiremos al monte y respondamos más a nuestras miserias que a las necesidades de nuestros pequeños gormitis.

Y gracias a Panchita por ayudarnos a pensar en esto. Como dicen que una imagen vale más que mil palabras os adjunto la que mejor ilustra la convivencia en la nueva residencia Serván-Montiel:

Supermán con botas de fútbol es Martín en medio de un mortal , y su pequeño imitador Dieguito Pistolas disfrazado de Spiderman.